viernes, julio 14, 2006

¡Rebrote absolutamente en contra de mi voluntad!
Fui a visitar a mi amiga la abandonada, que hace tiempo que no sé nada de ella y la última vez que la fui a ver se iba yendo y no nos volvimos a llamar y bueno, eso... quería verla.
Me hizo subir por un momentito porque está estudiando para el lunes. Vino ayer de madrugada de Brasil, fue a ver al hermano que vive allá.
No termino de poner el culo en el asiento que me dice:
—E.R.* está en el Uruguay.
—¿Pe... ñg... mh... iih...? —pensé yo. Pero en realidad, dije:
—¿...?!
—Quién me preguntó, ¿no? —notando mi rostro, que es muy expresivo. Y está trabajando acá. Me dijo mi hermano. No sé dónde trabaja, pero está acá en Uruguay y parece que gana muy bien. Estaba en Washington. Pero ahora está acá.
—Ah, mirá... —que es lo que siempre digo cuando no sé qué €%&#da decir y habiéndome quedado muy claro que el chico... está acá. Fuck!
Y bueno. Sonó el teléfono, charló un rato y opté por irme porque estaba bastante nerviosa por el examen y no quería joderla.
WTF...?! Nunca me cuenta nada si yo no le pregunto, era como una especie de "madrina" en este proceso de rehabilitación. ¿Qué le dio por salirme con esto?
¿Estará viviendo solo de nuevo o habrá vuelto con la madre? (Es que vivía con un amigo en el Centro y antes de hacer el viaje, volvió con su progenitora para poder ahorrar un poco más).
Basta, basta, basta.
¿Cómo tomo yo esto ahora? ¿Qué gano sabiendo que está acá o dónde se mudó?
Una vez conté que tuve una experiencia extraña respecto a las señales y obsesiones pasajeras que me vienen de vez en cuando con mi ex. No la conté en su momento.
Bueno, lo hago ahora.
En mi trabajo hay una cliente con las mismas iniciales que mi ex. Una vez, encargó unas tarjetas personales de su trabajo, pero me faltó preguntarle unos datos. No sé por qué, no tomé su teléfono; entonces procedí a buscarla por la guía telefónica. P.T., P.T... y de repente salta: E.R.P.T. 18 de Julio...., Tel.... (el que memoricé hasta ahora pero jamás se me ocurrió llamar).
—¡...! —dije yo. En la misma cuadra donde yo me bajaba hacía como cuatro años seguidos para ir a ensayar al teatro. E hice un poco de memoria y unos años atrás, un día de lluvia, vi desde el ómnibus a dos amigos de mi ex en la puerta de un edificio, ensopados hasta las amígdalas.
—¿Qué hacen el Atún** y M... en medio de 18? —pensé.
Y bueno, saqué la conclusión de que aquel día estaban esperando que les abrieran o acababan de visitar a mi ex pior es un axolote envuelto para regalo.
Y desde ese día, gracias a mi clienta, quedé medio turulata.
Y me seguía bajando en esa parada y miraba enseguida para adentro del hall del edificio. Y para volver a casa, cuando me iba sin mi novio, caminaba una parada más y esperaba el ómnibus vichando para los apartamentos de él, a ver si por lo menos, se asomaba por la ventana.
Pathetic. Esto, meses y meses haciendo lo mismo, sin suerte.
Otro día, interneteando, entré a una página (que no existe más) donde uno ponía el teléfono y salía la dirección. Jodiendo, el primer número que se me ocurrió ingresar... ¿el mío? Nooo... ¿El de my half bergamot? Nooooo... ¿Cuád sedá, cuád cuád?
Y me aparece: Tristán Narvaja...
Y no me llamó la atención. Porque es una calle céntrica, que cruza 18 de Julio. Me pareció que era la dirección de siempre.
Pero después dije... "No... esa es la de la feria..." (a una cuadra de un bar donde íbamos todos los fines de semana después de salir de función). El tipo se mudó a la esquina e hizo traslado de teléfono... Dos meses caminando de más y chupando frío al pedo. Bien merecido.
Y desde ese día, cuando pasaba por enfrente del edificio... a fijarme en la chapita, a ver en qué apartamento vivía (esta vez eran como cinco veces más apartamentos, el otro edificio era más chico y tenía unos diez). Nunca pude porque el edificio tiene portero y me iba a preguntar qué quería. Y con el culo a cuatro manos siempre que andaba por el Centro, de encontrármelo o peor: de encontrármelo estando con mi novio. Ni hablar si iba a pasear a la feria los domingos. Never happened.
Una vez me pareció que pasó por enfrente al bar. Lo vi por la ventana, pero enseguida giré para otro lado del cagazo. Muy triste lo mío.
Y acá viene lo extrasensorial:
Voy yendo al teatro, que queda a unas 4 cuadras de la parada, muy pancha. Un sábado después del mediodía, creo que era. Estaba muy tranquilo y había poca gente. Era de día. Y bueno. Voy caminando y siento una voz bien lejana "Ameeeliaaaa...!". (En realidad, escuché el diminutivo de mi nombre verdadero). "¿Valeria?" (una compañera, considerada ex amiga) y me di vuelta. No vi a nadie. Me quedé un rato a ver de dónde me llamaban, pero nada. Sigo mi camino y delante de mí, terminaba de pasar una nariz con capucha que me resultaba muy familiar (todavía no habían dado "El Pianista") con unos championes con un diseño medio extraño. "¡....!!" hizo mi corazón. Pero... ¿quién mierda me llamó? Si no me hubiera dado vuelta, me lo chocaba... Llegué al teatro, pregunté si alguien me había gritado o algo, pero nadie había sido. Hacía horas que estaban. Yo era la última en llegar, como siempre. Mistery, mistery, mistery. Juro, hasta el día de hoy, que esa voz tuvo que llegar del Más Allá. Del Ángel de la Guarda o de mi conciencia que justo fue al baño y salió corriendo a rescatarme, pegándome gritos. Misterio insondable.
Y bueno. ¿Sería él? "Nooo, me pareció. Con lo del hallazgo en la guía telefónica estoy medio paranoica", me dije.
A las semanas, volviendo en ómnibus a casa, ¡lo veo! de lejos, caminando como para el lado de mi barrio. Era 100% él e iba con dos amigos que no conocía. Segundos de babeo y mente en blanco... hasta que veo los championes con diseño extraño. ¿Conclusión? Era la nariz, no más. "¡...!!" dijo mi corazón con hipo.
Y ta. Luego de meses merodeando, a ver si el portero se iba a comprar cigarros o una Coca Light a la esquina para chusmear el tablero del portero eléctrico, mi amiga me dice que E.R. se iba a viajar por América y que ahora estaba viviendo en lo de la madre de nuevo, para ahorrar.
Y bueno. Lo otro ya lo conté.
Hasta ahora, todas señales de "dejate de joder".
¿Pero y esta última? ¿Qué mierda hace, ahora que estaba medio tranquila y hasta riéndome de la imagen miserable y paupérrima que solía dar?
Supongo que tampoco hay que darle bola a toooodooo lo que asoma, ¿no?

Otra cosa: Rompiendo las bolas con el Google, ingreso: "E.R.P.T.". Y me sale una página en coreano, con todos los datos del susodicho: Dirección, apartamento, teléfono... Él es ingeniero. Habrá hecho alguna compra por internet o algo, que aparecía todo. Y yo que casi enveneno al portero. Para ese entonces, él ya estaba viajando y la dirección no me servía para nada (¿para qué me hubiera servido de todos modos?). Pero está bueno jugar al detective. O a la acosadora enferma del mate.

Otra cosa II: Adoro a mi novio actual (aunque Ud. no lo crea!); me ama 155%, me cuida, me mima, me extraña, etc. Es inteligente, gracioso, canta y toca la guitarra precioso, gana premios culturales y posee cualidades mil por las que más de una se derretiría (además es profesor y opfiamente, como todo profesorcito joven, tiene sus alumnas babeantes atrás).
Pero nunca me tuvo flotando en el aire como supe estarlo unos 8 años atrás...

¿En qué irá eso, no?


________

* Iniciales de mi ex medio pepino. Se había ido a vivir a Washington con la novia.

** Esta es una historia muy linda de por qué le llamábamos así. En realidad, las únicas que lo llamábamos así éramos mi amiga y yo. El día que conocí a mi ex, en un baile-cumpleaños de otro amigo, a mi amiga le cayó muy bien este chico. El loco es flaco y pelado. Mi amiga había salido hacía poco con un muchacho que le decían "El Flaco" y otro que le decían "El Pelado", ambos sin final feliz (también, con esos sobrenombres...). No sabíamos el nombre, pero no queríamos llamarlo ni "Flaco" ni "Pelado".
—¿Y cómo le decimos entonces?
—"El Calvo".
—"Atún Calvo Claro"...
—¡"El Atún"! —exclamamos a dúo, contentísimas de dar con el sobrenombre ideal.
Eso quedó entre nosotras, hasta que se me escapó un día, lo llamé "Atún" en vez del nombre. Por suerte, a solas con mi ex. Le tuve que contar cómo habíamos llegado al nombre. Obviamente, "El Atún" se enteró, quedando en evidencia mi cualidad favorita de las mujeres que es que somos unas reverendas yeguas hijas de puta.

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