viernes, junio 16, 2006


¿Es muy de diseñador gráfico pedorro AMAR a los clientes cortos de vista? Hoy entregué un trabajo tan pero tan pixelado… pero la cliente se quedó tan chocha que me dio no se qué. Sí es de diseñador pedorretísimo escribir en celeste clarito sobre un fondo amarillo canario, que en la pantalla se ve magnífico pero en el papel no se lee un sorete. Como el afiche que me trajo esta señora, en un jpg de resolución ínfima. Me pedía que le cambiara la fuente por otra más gruesa, como si se tratara del Word. Ahí, yo, explicándole que era como una gran foto y no se podía y bla, bla. Y me pidió entonces que le agrandara la fuente y de vuelta, que no, que la proporción no daba y etc. Hasta que resolví oscurecerle todo a azul marino sobre fondo naranjón. Y en vez de una hoja A4 se la imprimí en una oficio, porque se prestaba más, era tirando a alargadito. Y casi se me emociona. Y lo peor de todo es que prometió volver con más…
¿Por qué? ¿Por qué soy tan amable?
Ya van dos clientes en la semana que los recibí con cara de perro y terminaron enamoradas de mí. Yo creo que es porque me di cuenta que no fui muy amable que digamos y para contrarrestar, mi conciencia incansable hizo que mi amabilidad extrema saliera a relucir y se quedaron con la imagen…
Odio atender público. Yo quiero el cuartito de Harry Potter, debajo de la escalera… ¡Buaah!


¿Por qué cuando en un lugar cobran más barato que en el nuestro, el divino cliente pretende que le hagamos el mismo precio que ahí? ¿Por qué no va ahí directo y se deja de embromar la paciencia? ¿Por qué les gusta tanto llenar los huevos?

Luego de un par de meses de tener a Boñy en el cuarto, mi mamá lo notó recién ayer y dijo: “¡Qué raro, cómo crece para arriba! Yo los que he visto crecen hacia abajo”. Y el pobre boniato se me traumó.

Hoy de mañana estaba de buen ánimo, pero cuando llegué de trabajar, me lo encontré como se ve (ignorar las telarañas, los peluches remugrientos, licorcitos, aceititos, etc. Focus on the bonniat). Qué boniato que le importa el que-dirán. O capaz que acepta críticas constructivas. Mmmh… En este último caso, tendría mucho que aprender de mi boniato.

Creo que mezclar el ibuprofeno con el café provoca efectos secundarios acelerantes y saltarines, onda aspirina con coca-cola o mate en ayunas. Estoy particularmente acelerada hoje.
Por razones asociadas al ibuprofeno, en vez de ir al pichiclub, fui a visitar a mi amiga, alias la abandonada, que veo cuando puedo; pero justo salía. Le llevaba de regalo un CD de “No Te Va A Gustar”, que le falta poner mi nombre después de “Gustar” porque la verdad que no los tolero. (me lo regaló mi novio, que a la vez se lo regalaron). Pero mi amiga sí, entonces era una buena oportunidad para quitármelo de encima. Pero bueno. Quedó en llamarme.

Mi hermana me invitó a ir a bailar a Atlántida mañana. Ni me acordaba. Me hizo la invitación el domingo pasado. Le prometí que si llegaba al jueves (porque a cierta edad, no es cuestión de llegar viva al viernes sino al jueves; y eso que trabajo los sábados). La verdad que no me piace molto. Aunque desde la restricción al cigarrillo, debe estar bueno salir y no volver hecha humo. Bailar nunca fue para mí. Ni siquiera de guacha a los 15 años. Me da cosa volver de día, con la ropa para tirar del olor a cigarrillo o muerta de frío de madrugada. Nunca le vi la gracia (ABURRIDAAAAAAA). Además me invita para no quedar de paleta con la amiga que es novia de uno de los patovicas. Lo único que me llama la atención es que conozco al dueño (es cliente de donde trabajo) y segurísimo que entro gratis... Yo, por lo menos.

Me embola. Me parece que no voy nada.

Me acaba de sonar un SMS en el cell. Pensé que era mi amiga, pero es un aviso del MSP haciéndole propaganda a la vacuna contra la gripe.

Preciso una vacuna contra el embole.

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