sábado, febrero 17, 2007

I've been tagged, che.

e ha taggeado Mari —quien a todos los vuelve locos con su pollera verde que brilla (pasito para aquí, pasito para allá)— quien a su vez había sido taggeada por Tota —quien supo eludir al insistente Blogger y definitivamente no ha experimentado lo que se siente ser socia de un pichiclub—, quien fue taggeada por Luis —qué lindo template—, a la vez taggeado por Bela, taggeada por Sonia, taggeada por Valeria, taggeada por Genninne, taggeada por Teresa, taggeada por Tracey, que andá a saber por quién fue taggeada (mis dotes detectivescas no dan para mucho).

Somos todos una manga de taggeados.

O sea, seis cosas raras acerca de mí (seis cosas normales acerca de mí sería un desafío mucho más interesante, pero bueno):

1) A pesar de ser mujer, algunas (recalco el ALGUNAS) feministas me llenan las bolas.

Está bien ganar igual que el hombre, trabajar mientras el marido se dedica a la casa y los nenes, conducir ómnibus, dedicarte al boxeo o ser presidente. Fantástico. Estoy de acuerdo. Pero —esto va para mi ex compañera de offset Rosemarie—, si una pesa 50 kilos mojada y mide un metro cuarenta y ocho con coturnos, no se puede trabajar de changador en un puerto, ¿viste? Te repito, Rosemarie: en el diario El País no nos van a aceptar porque somos mujeres y son una manga de sucios machistas, sino porque te quiero ver cargando las resmas de coteado de Tienda Inglesa de un metro cuadrado. Sí, ya sé, podés registrar y cambiar las chapas, todo pochocho. Pero a fines PRÁCTICOS, en este caso las mujeres están mejor de recepcionistas. ¿Ta, petisa? Y Ana. Me alegro que no hayas precisado de un tipo para que te afloje la mariposa de no sé dónde y una vez hayas ensayado en una comparsa compuesta sólo por mujeres (aunque insisto, para que fuera totalmente feminista tenía que contar con vedettos). Pero YO no me voy a poner a practicar fisiculturismo solamente para poder prescindir de los hombres y poder abrir el frasco de mayonesa.
No me jodan. ¿Se entendió el punto? El feminismo con dos dedos de frente está espectacular.

2) No me gustan mucho los perros. (Acá a Titi le dio un ataque) O sea. Me gustan... pero cuando son de otro.
Los amo de cachorritos, pero resulta que crecen y después de grandes me resultan un poco pesados. Serán muy cariñosos y leales; cuando voy a lo de mi novio o alguien que tiene perro, me encanta mimosearlo y conversarle y pedirle prestadas las orejas y hacerle pulguitas pulguitas, pero el olor a perro, la baba y las patas embarradas sobre mí es algo a lo que dudo si me acostumbraría.
No, nunca tuve perro y se nota. Cuando viva con mi novio es algo de lo que no me voy a poder escapar, pero ya le dije que lo baña él y se ocupa él de todo lo que requiera y no pienso ayudar (dan mucho trabajo y soy muy vaga). He dicho.
Con los gatos me pasa diferente. Me gustan mucho más de grandes que de chiquitos.
Es que a una mascota la tengo que poder agarrar a upa y apretujarla toda al mejor estilo Elmyra de TinyToons. Un perro, a menos que sea algún perro tipo de vieja (chihuahua, shitzu, algún "toy" de esos), es difícil (¡y además tienen olor a peerrroooo!); y los gatos, de chiquititos, son tan adorables como de grandes pero me da cosa porque me resultan demasiado frágiles. Ni hablar de un hámster, un loro o una tortuga... divinos bichos... pero uno propio, imposible.

3) Tomo alcohol desde que tengo memoria.
Desde que me recuerdo sentada a la mesa, nunca faltó el vasito de vino al lado del plato.
Mi primera mamúa creo que fue a los cinco años, una vez que mi padre vació un resto de vino en un vaso y lo dejó sobre la mesa. Terrible farol que me lo tomé íntegro. Mientras almorzábamos, terminé con la cara en el plato de los ravioles.
Esta costumbre de mis padres llevó a que tenga una cultura alcohólica envidiable. Era muy divertido ver la cara de los mozos de los restaurantes cuando mi padre pedía dos copas más para mi hermana y para mí (mi hermana la menor de todas no era ni un croquis de Dios en aquella época).
No sé si es algo que inculcaré a mis hijos, ya que en mi adolescencia, el consumo de alcohol lo veía como algo permitido y he llegado a abusar bastante de él (al punto de entrar a clases en un pedo turquesa) y a hacer varias tonterías por su causa, también. Mi padre me tuvo que llamar la atención, aclarándome que el consumo moderado era el que estaba permitido y ojo que teníamos antecedentes de alcoholismo en la familia (tengo idea que por parte de madre). No me acuerdo si le hice caso.
Por otro lado, mi hermana nunca tuvo ningún problema. Y mi hermana más chica nunca le pudimos hacer probar el alcohol. En Navidad brinda con coca-cola o si no algún espumante muy dulce. Si no, no hay forma (aunque a veces me garronea licor de huevo).
Hoy en día, sólo tomo mi copita de vino los fines de semana en que almorzamos toda la familia junta.
Mi novio abstemio también significó bajar un poco el consumo.
Igual en mi cuarto tengo mi barcito propio, pero sólo consta de licorcitos dulces caseros y Baileys. Muy inofensivo en comparación al vino tinto (mi favorito).

4) Ya escribí un post sobre esto, pero igual lo repito: Abomino los desodorantes de ambiente (Glade, Poett, etc.).
Prefiero el olor a mierda antes que el olor a mierda mezclado con perfume.
Creo que no se precisa más desarrollo del tema.
Sí me gustan los sahumerios y quemar aceititos en el horno, aunque mis gustos difieren de los del resto de mi familia.
No, no quemo sahumerios con olor a mierda.
Mi madre dice que los aceites que quemo tienen olor a "ungüento de señora gorda". Estee... bueno ta (romero, jazmín o sándalo... esos son los que prendo... y a veces hago mezclas... es una descripción injusta por parte de mi madre).
De los inciensos no se queja nadie, así que los quemo cuando está mi madre y cuando no está, prendo el hornito (me gusta más).

5) Nunca fui al ginecólogo.
Sí. Y tengo 33 años.
¿Qué puedo decir? Soy una inconsciente.
Hay gente que le da cuiqui ir al dentista y hasta que no le duele una muela no va.
Yo hasta ahora, no he precisado ir para nada al ginecólogo.
A medida que pasa el tiempo se me va a hacer más difícil y el primer doctor que me vea me va a putear en japonés antiguo. Sí, ya sé.
Sólo lo escribí porque me parece que es suficientemente raro.
No voy a hablar más al respecto.

6) Perdí el examen de manejo dos veces y desde entonces no me animo a darlo de vuelta.
Odio mi calidad de peatona. Esperar el ómnibus es lo peor que me puede llegar a pasar en la vida.
Yo sé que con un poco de paciencia y buena voluntad, puedo llegar a tener mi autito, aunque sea un Fiat Uno herrumbrado.
Pero tengo un trauma gigante acerca de pasar el examen de manejo.
Las dos veces que di el examen, llovió. Mal augurio total.
La primera vez que di el examen fue totalmente injusto que no me hubieran dado la libreta porque no me mandé ninguna cagada. Las ruedas del auto hicieron unos ruidos extraños en la prueba esa de aguantarme en la pendiente (con una descripción así de dicha prueba, ¿cómo no me van a dar el permiso...?), pero llovía, ya dije. El jflksafoso del inspector me dijo que demostraba inseguridad al volante (WTF?) y cruzaba muy rápido las calles (quizá tenga razón).
No me desmoralicé en ese momento. Culpé al inspector por ser tan antipático, ya que yo estaba acostumbrada a mi instructor que era un genio.
A la segunda vez me preparé. Iba contenta, ya que mi padre dijo que manejaba como hombre (creo que en dialecto masculino eso es un elogio) y la única observación fue que me tiraba un poquito de más al lado derecho de la calle. Mi instructor estaba seguro de que salvaba y se preguntaba cómo no lo había hecho la primera vez.
Mi táctica iba a ser no intimidarme con el inspector, relajarme y hacer de cuenta que iba con mi instructor.
Todo iba de maravillas hasta que de repente el tipo grita: "¡Cuidado!".
Yo pensé que era porque no estaba dando paso a unos peatones (cosa que era así, pero bueno...).
—Ehh... sí, sí. Les estoy dando paso... [¡mentiiiraaaa!].
Y les hago señas a los pobres transeúntes de que crucen, pongan cara de agradecidos y no me hicieran quedar mal.
—¡Ma'qué peatones! ¡Te acabás de llevar puesto un espejo retrovisor de un auto estacionado!
—What the Fuck??!! (no dije eso porque en aquella época no lo usaba, pero la idea era eso). ¡No! ¿Cuándo?
—Recién, nena. Te fuiste mucho para la derecha.
Ahí la tranquilidad y omm se me fueron a la mierda y no estoy jodiendo: mi pierna derecha empezó a temblar como si tuviera epilepsia sólo en mi pierna derecha. Juro que no me enteré en ningún momento de que arranqué ese espejo.
Y ta. Seguí un poco, tratando de calmarme, pero cuando traté de estacionar (solía estacionar como los dioses) la crisis de nervios aumentó y le dije que abandonaba el examen.
Así que el segundo examen no lo perdí, fui yo que abandoné.
La diferencia es que si lo pierdo, tengo que esperar determinado tiempo para volver a darlo. Si abandono, lo podía volver a dar enseguida.
Nunca ocurrió. Quedé traumatizada hasta el día de hoy.
He vuelto a preguntar en academias, pero nunca me termino de animar.


Y ta. Puedo seguir, 7), 8), 9)...
Soy una fuente inagotable de extrañeces.

Soy súper tímida y no tengo tantos conocidos para taggeaaar.
Porque se supone que tengo que taggear a seis más...
¡Pero son muchos!
Y ya dije que soy tímida.
Me gustaría taggear a la Sta. Cosmo (puede llegar a ser descacharrante) y a Babu (¿le darán las bolas?). Seis rarezas de Mantis serían espectaculares, pero aunque lo tengo linkeado, no sabe de mi existencia (lo admiro en silencio).
Siéntanse taggeados si pasan por aquí.
Ni en pedo los taggeo en sus comments.
Pero es timidez, no mala disposición.

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7 Comments:

  • At domingo, febrero 18, 2007 8:22:00 p. m., Anonymous Anónimo said…

    Muy lindas sus extrañezas. Lo del examen de manejo es medio triste. Yo también revoliéun espejito retrovisor andando, ya me habian dado el carnet de conductora, y en el momento en que yo le pasaba demasiado cerca al auto de la derecha y le dava vuelta el espejito, un tipo mi vió (no era el dueño del susodicho auto) y se agarró la cabeza "¡Cuidado!" Me frené y le dije "recién empiezo a manejar" "Si, si... pero mejor volvete a tu casa". El espejito no murió, por suerte era de un auto nuevo que parece que ya vienen armados pensando en minas como nosotras que nos tira la derecha y zas.
    Licor de chocolaaaate! Mmmmmmmmmmmm!!!!
    Y hornito! Que rico!
    Gatos a morir. No creo que a Titi le de cosa lo de los perros porque en realidad ella tiene un zoológico.
    Te mando un abrazote.

     
  • At lunes, febrero 19, 2007 3:44:00 p. m., Blogger TOTA said…

    Juajuajua Muy buenas.
    Si nos juntamos vos, mari y yo con la bebida alcoholica somos un peligro.
    Aguanten los gatos loco!!!
    Aunque me mataste con el punto 5, eso si que no me lo esperaba.
    EN fin. Cada uno tendrá sus cosas raras y nos vamos conociendo un touch más con este jueguito jiji SAludos

     
  • At miércoles, febrero 21, 2007 6:19:00 p. m., Blogger Amélie McBeal said…

    Y me quedé con ganas de poner más...

     
  • At jueves, febrero 22, 2007 1:10:00 a. m., Blogger Babú said…

    Jeje, pero por favor, es un honor !!

    Acepto el desafío, eso si, como habrás visto tengo el blog un poco abandonado. Por suerte este verano estuvo muy movidito en el tema joda, todos los fines de semana me estoy yendo para algun lado y es por eso que no he actualizado mucho. En cuanto pueda publicar 2 o 3 cosas de las vacaciones que tengo pendientes vas a ver mi respuesta por ahi.

    Besos !

     
  • At jueves, febrero 22, 2007 6:24:00 p. m., Blogger Amélie McBeal said…

    Bieen!
    Fomentemos el ego.

     
  • At lunes, febrero 26, 2007 3:11:00 p. m., Blogger Mantis said…

    Lo único que te diré es que yo lo sé todo.

    Como por ejmplo esto: tenés los botones de hipervínculo del mismo color que el fondo, y no se ve un demonio. Tuve que resaltar todo para poder comentar.

    Yo me admiro a los gritos. Saludos.

     
  • At lunes, febrero 26, 2007 10:26:00 p. m., Blogger Amélie McBeal said…

    Yo sabía que eras un ser superior, Mantis...

    Lo de los hipervínculos es por gusto. De rompebolas que soy, nomás.

    Saludos a Chinchulín también. No sé cual de los dos escribe mejor.

     

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