Redundantly gorgeous

o me considero una muchacha con bastante buen gusto cuando de belleza masculina se trata. Uno podría pensar lo contrario si nos ponemos a analizar cada novio que he tenido (que han sido como 2½ en mis 34 años de vida —toda una dama—), pero eso no ha sido porque tuviera el gusto extraviado sino porque parece que los hombres también tienen buen gusto cuando de belleza femenina se trata y una se arregla como puede pero lo más importante es que —al igual que la peliculucha “Amor ciego” con Jack Black y Gwyneth Paltrow— me nubla la mirada el interior de las personas, la inteligencia, el aura, el wathever, antes que cómo luce.

Una vez que la persona me cayó de maravilla, es imposible, por menos dientes que tenga, que yo la encuentre fea. Comprendo totalmente a Drew Barrymore cuando estuvo con el guarango de Tom Green o —con un poco más de dificultad— a Julia Roberts cuando se casó por (oh my God, he is fucking ugly!) Lyle Lovett.

Un flaco narigudo medio pelado pero simpático y de buen humor siempre me va a llamar más la atención que un tipo súper lindo, alto, musculoso, rubio, bronceado y con toda la onda, pero con cara de oler mierda todo el tiempo, duro de entendederas y encima con complejo de vivo.

Bueno.

Mi cliente favorito es absolutamente precioso. Morochito, musculoso y deportista. Cuando se me plantó adelante la primera vez, la verdad que el interior no lo conocía, así que no había nada que me nublara la vista. Bo-ni-to.

Entonces se volvió un cliente asiduo. No puedo decir que lo conozco, pero a medida que pasa el tiempo (como cuatro años ya), charlando e intercambiando ideas, uno se hace una idea de la persona.

Resultó ser absolutamente hermoso en su interior. Buena gente, simpatiquísimo, sano, sencillo, entusiasta con lo que hace… ¡Más lindo todavía que por afuera! (y es lindo-lindo…).

Volviendo a lo que dije anteriormente de que una persona que me agrada jamás la puedo encontrar fea…
El tipo resulta ser de una belleza sumativa, redundante, acumulativa, que me marea.

Crap!

Me cago en la elegancia

oludeando en la internet, quise investigar un poco WTF es Facebook. Nada novedoso por ahora, para decir verdad.

Me hice un perfil, igual, per codere y me puse a chusmear los grupos.

Me cagué de la risa 2 horas con el título de este:

Yo sabía que no podía ser la única con esa misma opinión...

2º cumpleblog

—¿Qué hacés Mingau arriba de la cafetera??!!

Diálogo telefónico

iálogo telefónico escuchado por mí, que fue más o menos así:

Half Bergamot: Che, tiene un éxito bárbaro la película en que trabaja tu madre, ¿eh?

Amigo de mi novio, hijo de una actriz de teatro muy conocida, profesor en Cinemateca: Sí, le está yendo bien.

Half Bergamot: Tiene flor de producción. Está buena la reconstrucción de época (bla bla)... Es buena la Flores Silva, ¿no?

Amigo: Es buena (bla bla)... Está basada la historia de los Flores (bla bla)...

Half Bergamot: Fuimos al cine anoche, ¡qué cantidad de gente! Todos para ver esa película.

Amigo: ¡Ah! ¿La fueron a ver?

Half Bergamot: No... fuimos a ver Meteoro.

o, la pollería Casaquinta (así, la nombro sin consideración ni piedad) podría ponerse y en vez de embolsarme el cuarto de pollo que le pedí con la misma elegancia con la que yo envuelvo las piedritas usadas del Mingau, ¿qué le cuesta darme una mísera bandejita de espuma plast, aunque sea...? ¡Si para las porciones de papas fritas (las conté, son como nueve papitas la porción) y demás carcomehígados fritos que venden se gastan en esas cajitas troqueladas, amarillitas y preciosas! Una bandejita, che... no les pido cubiertos de plástico ni servilletas, sólo un simple apoyo para el pobre pedazo de pollo que da una tristeza bárbara ahí adentro.

Y otra cosa... no pueden ser TAN roñosos y cobrarte el sobrecito de mayonesa o de ketchup. Ponelo de regalo, no seas tacaño... ta bien si uno quiere dos sobrecitos más, tres, cinco, quince, que les fabriques salsa golf con los dos... yo que sé... pero no sé... un gesto... un toque de marketing o de lo que quieras...

Lo peor es que después de tarde volví porque las milanesas tenían una pinta bárbara y me solucionaban la cena.

Se ofrecen impresiones no impresas

uiero, preciso, necesito, se me antojan ingresos extra.

Para eso —y en vista de que Adsense no colma mis expectativas— decidí ofrecer servicios de diseño gráfico en Internet. Recurrí a algunos avisos clasificados online con un éxito discutible (me llamaron dos y no se concretó ninguno) pero creo que no voy a tener más remedio que armarme una paginita webo.

Anduve chusmeando algunas, para ordenar ideas y ver a ver qué es lo que se ve por ahí. Llegué a la terrible y odiosa conclusión de que voy a tener ofrecer algunos servicios web O NO EXISTO.

No hay ningún diseñador gráfico que no ofrezca web, ta que los parió.

Y a mí diseñar páginas web me embola de tal manera... no es que no sepa hacerlas —aunque el Flash me quema un poquito el cerebro cuando me pongo puntilluda—, es que realmente se me cae un huevo diseñar un sitio. Ni hablar de mantenerlo.

A mí me gustan las artes gráficas impresas. Offset, serigrafía. Eso siempre y cuando en la imprenta con la que trabaje no sean una manga de prescindibles. Sí, en mis avisitos clasificados ofrezco sólo el trabajo en cd listo para imprimir, pero con la búsqueda de imprenta que se rompa el tujets otro.

Si armo una página web sin servicio de internet y con trabajos para imprimir... no impresos... mi vagancia se pondrá al descubierto.

Pero bueno. Veré con qué elegancia logro salvar la situación... Ya aparecerá algún linkillo acorde a las circunstancias...

En martes, no te cases ni te embarques... ni de tu cabello te apartes.

Me corté el pelo nuevamente.

Lo bueno: las cotorras no intentaron anidar esta vez (pero en realidad me tomé el ómnibus y no pasé caminando por el parque, no son pruebas concisas).

No creo que esta vez my favorite client diga que me queda lindo porque francamente, me miro al espejo y me hago acordar a Sebastián Abreu.

Ayer tenía bastante onda, hoy de mañana tuve que recurrir a todas las caravanas que pude y hasta maquillaje para parecer una nena.

Pobre mi novio... y yo me quejo de que está gordito...

Endibia

iento una profunda envidia por aquellos capaces de sacar hermosas fotografías.

Hay 3.483.284.721.987 bloggers que se dedican a la fotografía e inevitablemente publican sus obras. Suspiro cuando algún link de un usuario del Blogger en algún comment me lleva a alguna página de Flickr, porque sé que inmediatamente me va a invadir ese sentimiento.

Yo soy incapaz de sacarle una foto a una torta de cumpleaños. Siempre hay un dedo, un pelo, un moco pegado en el vidrio (de todos modos, con la fotografía digital este problema disminuyó en un 55%)... o si no, se me agotan las pilas o al flash no se le ocurre cargar (o yo me olvido de ponerlo).

Y entonces existen esos blogs que publican esa poesía ocular que me encanta, disfruto (envidia sana, es la mía, ¡ojo!), pero que me llena de rabia cuando pienso que jamás voy a ser capaz de lograr algo así.

Parece que se burlaran de mí. Lo hacen parecer tan fácil... unas palomitas arrullándose allá en lo alto, un callejoncito... una florcita...

Y bueno, está también el hecho de que soy incapaz de notar que algo puede ser una obra de arte fantástica una vez capturada. Soy demasiado simple, no sé... o demasiado detallista para notar las cosas simples...

Y ta. Quélevamoa'cer. Por algo me dedico al diseño gráfico y no a la fotografía.

Mi gato seguirá saliendo espectral y con ojos diabólicos (cuando no mira para un costado mientras lo enfoco) y fondo puntillado.

Nada que el photoshop no solucione.

De cómo mi expresividad debería limitarse un poco

y favorite client me pide que le llene unos formularios en PC.

Me da su nombre completo.

—¡Pfuá! —me expreso yo, delicada, como siempre. ¡Sos francés por todos lados!
—Bueno, no. Sabés que el primer apellido parece francés, pero en realidad es italiano.
—¡Qué horror!
—¿¿¿¿¿?????!!
—Eehh... (glup) No… es que conozco a alguien que es innsoporrrtable (pronunciado así, yo pronuncio las erres como Susana Giménez cuando quiero enfatizar) y justamente, el primer apellido es italiano y el segundo francés.
—Ah… je je (¿????)...

Pequeños detalles de los que mi ítalo-francés novio no tiene por qué enterarse…